sábado, 8 de febrero de 2014

Rafael Sanzio–Entierro de Cristo

Rafael Sanzio ya era un pintor de éxito notable cuando hacia 1505 recibió un importante encargo por parte de Atalanta Baglioni, miembro de una de las más importantes familias de Perugia. De hecho, el encargo no era más que una obra votiva en memoria del fallecido hijo de la comitente, Grifonetto Baglioni, que en el verano de 1500 había intentado hacerse con el poder en la ciudad a costa de la vida de su pariente, el terrible condotiero Gian Paolo Baglioni. La intentona acabó mal y Atalanta tuvo que presenciar el asesinato del hijo a manos de los esbirros de su primo.

Santo Entierro

La obra, conocida como Entierro de Cristo o Santo Entierro fue una de las primeras pinturas de gran formato y complejidad que ejecutó el joven artista, hasta ahora especializado en cuadros de pequeño formato y reducido número de figuras, tales como sus hermosas Madonnas, que tanta fama le habían dado. En su primera idea, el cuadro tuvo una composición mucho más conservadora. De hecho, no era sino una Lamentación sobre el cuerpo de Cristo muerto, muy similar a la que Pietro Perugino, su maestro, había ejecutado en 1495. La preocupación de Rafael es evidente, a la luz de la gran cantidad de bocetos que realizaría durante los dos siguientes años sobre el tema. Poco a poco, un Enterramiento (boceto)concepto mucho más dinámico fue tomando forma en la mente del artista. La escena dejó de ser una lamentación para transformarse en un entierro o más exactamente, un traslado del cuerpo de Cristo. Formando una gran V que domina toda la composición, son dos poderosas figuras masculinas las que sostienen a Cristo exánime, mientras a su alrededor una serie de personajes expresan las más diversas actitudes. A la izquierda podemos ver a Nicodemo y Juan Evangelista en actitud resignada y desconsolada, respectivamente. María Magdalena sostiene el brazo muerto del Salvador con emocionante ternura. Ella sirve de nexo de unión con las figuras de la parte derecha del cuadro, donde Lamentación sobre Cristo muerto 1495podemos observar un grupo de figuras femeninas que sostiene el cuerpo de la Virgen, desmayada de dolor ante la visión de su hijo difunto. Esta segunda escena es una especie de doble reflejo, físico y espiritual. Por un lado, rememora el episodio de la muerte de Grifone ante los ojos de su madre. Por otra parte, parece una repetición casi exacta de la escena que representan los actores principales. El paisaje es hermoso, típicamente rafaelesco, pero a la vez simbólico: a la izquierda la Santa Cueva, a la derecha el Calvario, con sus cruces todavía enhiestas.

La obra es fantástica, intensamente bella en su colorido, pero sobre todo, nerviosa y dinámica, pues los personajes interactúan entre sí con toda naturalidad, algo insólito para la época. El juego de las miradas es prodigioso, la diversidad y elegancia de las posturas todavía nos sorprenden. En su momento, fue todo un aldabonazo para sus contemporáneos, que vieron surgir ante sus ojos a un nuevo dios de la Pintura. El joven Sanzio tenía tanto talento como el huraño Miguel Angel o el extravagante Leonardo, pero pronto demostraría una habilidad para las relaciones públicas muy superior a la de sus rivales. Poco después se convertiría en el gran hacedor de la Corte de los Papas, y nadie fue capaz de hacerle sombra en lo restante de su corta vida.

Santo Entierro detalle

Rafael desplegó toda su sabiduría en el Entierro de Cristo, y no tuvo reparo alguno en tomar lo mejor de los maestros que le habían precedido, como Perugino o Andrea Mantegna. Incluso es palpable la influencia de Miguel Angel, notoria en algunas figuras como la del mismo Cristo, o una de las mujeres del extremo derecho, que adopta una postura muy similar a la Virgen del Tondo Doni. Fue para él una suerte de aprendizaje que le permitiría afrontar con seguridad posteriores encargos de gran envergadura, como las Estancias Vaticanas.

Tondo DoniLa Pala Baglioni está firmada y datada RAPHAEL URBINAS MDVII (Rafael de Urbino 1507) y forma conjunto con otras pinturas de entidad menor, ahora conservadas en diversos museos. Sobre la escena principal se hallaba un Dios Padre Bendiciendo rodeado de ángeles, y bajo ella, a modo de predela, las Virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad, flanqueadas por angelitos cada una de ellas. Estas alegorías enlazan con el significado del cuadro principal y con la dura historia de Atalanta Baglione. El retablo permaneció en su ubicación original hasta 1608, en que fue confiscada por esbirros del cardenal Scipione Borghese. El papa, intentando aplacar a los enfurecidos peruginos, envió sendas copias realizadas por dos grandes maestros del momento, Giovanni Lanfranco y el Giuseppe Cesari, conocido como Il Cavalier d’Arpino. En 1797 las tropas francesas robaron la obra, que formó parte del Museo Napoleón. Sin embargo, el Congreso de Viena decretó la devolución de los bienes expropiados a la Santa Sede, y desde 1815 el Entierro se conserva en la Galleria Borghese de Roma.

santo entierro detalle 2, ¿tal vez un retrato póstumo de Grifonetto Baglioni?    santo entierro detalle 3

 Santo Entierro (detalle)

Dios Padre bendiciendo 1507 Pala Baglioni              Raffaello,_pala_baglioni,_carità            Raffaello,_pala_baglioni,_fede            Raffaello,_pala_baglioni,_speranza

miércoles, 29 de enero de 2014

Carlo Dolci - Salomé con la Cabeza del Bautista

Carlo Dolci Salome with the Head of St John the Baptist, ca. 1665-70 Royal Col

Carlo Dolci (Florencia, 1616 – 1686) gozó de una gran popularidad entre sus contemporáneos, gracias a sus cuadros religiosos, primorosamente elaborados. Su arte siempre fue algo edulcorado, probablemente el principal motivo de su posterior olvido por la crítica. Eso no impide apreciar la indudable belleza de algunos de sus mejores cuadros, como el que aquí presentamos, conservado en la Royal Collection británica.

jueves, 9 de enero de 2014

Masaccio

Tommaso di Ser Giovanni di Mone Cassai (1401-1428) vivió sólo 27 años. A esa edad la mayoría de los humanos apenas hemos hecho algo en la vida. O tal vez nada. Cuando Masaccio falleció (según las malas lenguas, envenenado) se había convertido en el primer pintor de la era moderna. Podemos decir que con Masaccio, el Renacimiento llega a la pintura.

El Tributo de la Moneda

Artista de precocidad deslumbradora, ya lo encontramos en 1417 establecido en Florencia. Probablemente se formó con un paisano y pariente suyo, el pintor Mariotto di Cristofano, aunque existen otras teorías. El caso es que ya en 1420 le hallamos asociado con un pintor más veterano, Masolino da Panicale, junto al que emprenderá alguno de sus más importantes proyectos. Así será en la Capilla Brancacci de la iglesia de Santa Maria del Carmine, donde ambos artistas emprenderán un ambicioso ciclo de temática inusual. Los trabajos comenzarán en 1425, y es fácil distinguir el estilo de ambos artistas: Masolino es elegante y muy apegado todavía al estilo gótico de figuras preciosas y un tanto planas; Masaccio, al contrario dota a sus figuras de una contundencia y monumentalidad muy características.

Expulsión del ParaisoEn Florencia, Masaccio había trabado amistad con las principales figuras del panorama artístico, Donatello y Filippo Brunelleschi, de quien Vasari afirma aprenció las reglas de la perspectiva. Esto será determinante. Sus frescos en el Carmine son los primeros que insertan a sus personajes en un escenario real, fiel a las leyes de la naturaleza. Adiós a los fondos dorados, adiós a las figuras ajenas a su entorno. Mientras Masaccio pinta sus escenas, está creando, tal vez sin darse cuenta, algo nuevo. Recoge el testigo de Giotto, a quién sin duda estudió, y consigue elevar el arte de la pintura a un nuevo nivel. Es un punto sin retorno para la historia del arte.

Su obra maestra quedará sin embargo inacabada. Masolino marcó a Hungría el mismo año, y nuestro artista continuará los trabajos hasta 1426. Sólo cincuenta años después, Filippino Lippi completará lo que sus predecesores dejaron a medias.

Santa Maria Novella de Florencia será el lugar donde Masaccio nos dejará su obra maestra, la Santísima Trinidad (1427). Las circunstancias de su creación no están del todo claras, pero el arte habla por si mismo. En una pared lisa, el pintor consigue crear la ilusión de profundidad en diversos planos. La obra es sorprendente, pues rompe con cualquier tradición pictórica anterior. El uso de la perspectiva geométrica es fascinante, sobre todo si tenemos en cuenta que prácticamente no existían precedentes a los que aferrarse. La mano de Brunelleschi puede sentirse en ella, aunque no está documentada su colaboración.

Trinidad, fresco en Santa María Novella

Masaccio marchó poco después a Roma, donde le sorprendió la muerte mientras trabajaba en la iglesia de Santa Maria Maggiore. Fue muy llorado por sus contemporáneos y estudiado extensivamente por sus sucesores. En su corta vida tuvo tiempo de cambiar el destino de la pintura italiana, y por ende, de la occidental. En su Trinidad podemos ver, justo encima del esqueleto de Adán, la siguiente profética inscripción:

"IO FUI GIA QUEL CHE VOI SIETE E QUEL CH'IO SONO VOI ANCO SARETE"

Yo una vez fui lo que tú eres hoy y yo soy lo que tú pronto serás.

Palabras que fueron escritas por un joven artista de 25 años, que no sabía que en menos de un año su destino se consumaría.

Masaccio_Self_Portrait

domingo, 5 de enero de 2014

Suzuki Harunobu

Suzuki Harunobu (1725-1770) fue uno de los más famosos maestros del del Ukiyo-e, el arte del grabado en madera. Además de su personal estilo, muy imitado con posterioridad, fue un revolucionario, que introdujo nuevas técnicas dentro de su arte.

DP114890_test2, 5/26/05, 2:58 PM, 16C, 7326x9636 (264+744), 100%, Rona Copywork,  1/15 s, R98.1, G61.3, B60.3Alumno de Nishikawa Sukenobu, sus primeros tiempos fueron como artista de la escuela Torii. Pero fue en la última etapa de su carrera cuando empezó a destacar, gracias a la protección de un grupo de cultos samurais que patrocinaron al artista. Gracias a su influencia, fue elegido par realizar una serie de calendarios impresos que se convirtieron en los primeros nishiki-e (impresiones de brocado). El apoyo económico brindado por sus mecenas le permitió experimentar con materiales de alta calidad, tanto en las tintas de impresión como en las maderas (cerezo en lugar de catalpa) utilizadas para los bloques de imprenta. Así, Harunobu pudo emplear hasta diez colores diferentes en sus grabados, cuando hasta la fecha el máximo habían sido tres a lo sumo. Es característico el grosor de su capa de color, que da a sus creaciones un efecto más opaco. El presupuesto nunca fue un problema para el artista.

De esta manera, Harunobu pudo publicar en 1765 el primer nishiki-e totalmente en color.

Estilísticamente, fue también el iniciador de una serie de temas que hicieron gran fortuna entre los maestros de siguientes generaciones. Para empezar, se alejó del estilo paisajístico hasta entonces imperante y situó sus grabados en escenarios de interior, con figuras de aspecto delicado, casi aniñado. Fue el gran ilustrador de la vida de sus contemporáneos, pues retrató no solo a cortesanas o actores de kabuki, sino que también dirigió su atención a personajes más populares como los vendedores ambulantes. También fue uno de los primeros en dar color al fondo de sus grabados mediante una técnica llamada tsubushi. No fue su creador, pero sí el que más partido supo sacarle.

Woman Riding a Phoenix

Woman Washing Cloth in a Stream

 Combing His Hair

Woman Dancer in Daimyo's Palace