miércoles, 25 de mayo de 2011

¿Quién era esa chica?

Disputa de Santa Catalina, Vaticano

Pues amigos, era Lucrecia Borgia. Si últimamente habéis tenido la curiosidad de ver por la tele la serie de Los Borgia estaréis al tanto del personaje. Lucrecia era la única hembra entre los numerosos hijos del papa Alejandro VI, célebre por su belleza y también por su depravación. Lo que valía para sus hermanos, tal vez no fue del todo justo para ella. Mientras éstos se dedicaban a asesinar a sus rivales políticos y a cometer todo tipo de tropelías (muy típicas de la época), la pobre muchacha parece que fue un simple peón al servicio de las ambiciones de su padre y hermanos. Así fue casada y descasada, según la conveniencia política del momento, con Giovanni Sforza, y después con Alfonso de Aragón, duque de Bisceglie. Cuando este matrimonio se convirtió en una rémora política, César Borgia se encargó de eliminar fríamente al desgraciado cuñado. Algún tiempo después Lucrezia se convertiría en duquesa de Ferrara, al ser casada con Alfonso de Este.

Lucrezia BorgiaLa leyenda negra sostiene que la dama sostuvo una relación incestuosa con su padre y su hermano César, y que el amor posesivo de éste provocó sus sucesivos matrimonios. Sin embargo, parece que no fue otra razón que la conveniencia de los intereses familiares los que provocaron la anulación de su primer matrimonio con Giovanni Sforza, quien furioso lanzó a los cuatro vientos la acusación de incesto contra Lucrecia. La pobre tuvo que ver como su hermano liquidaba a su amado segundo esposo Alfonso . Que el temperamento de la muchacha no era tan salvaje lo prueba su conducta intachable como duquesa de Ferrara: amante esposa y madre, defensora de las artes y casta señora según las fuentes. Claro que por entonces, su padre el Sumo Pontífice y su hermano César ya estaban criando malvas y no podían interferir en su vida.

Lucrecia murió en 1519 a la edad de 39 años, víctima de una fiebre puerperal tras su tercer parto en Ferrara. Su belleza parece que además de legendaria fue bastante real. Nos han llegado diversos cuadros que se dice  retratan a la hermosa princesa, aunque debemos atenernos al pincel de Pinturicchio, el pintor favorito del Papa Borgia, que decoró las estancias papales con diversos frescos que incluyen retratos de varios miembros de esta tremebunda familia. La escena con la Disputa de Santa Catalina con los filósofos ante el emperador Maximino nos muestra a una bella santa de largos cabellos rubios en todo su esplendor. Este parece que es el mejor recuerdo que nos queda de Lucrecia Borgia, mucho más positivo que una fama construida a la sombra de sus crueles parientes, que la hacían tan mala como hermosa, aunque seguramente sólo esta última cualidad fuese cierta.

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