miércoles, 2 de noviembre de 2011

Los bronces de Riace

Aunque la escultura griega es admirada universalmente, la realidad es que nuestro conocimiento sobre algunos de sus aspectos más importantes es muy deficiente. La cierto es que muy pocos originales griegos han llegado hasta nuestros días. En efecto, en la mayoría de los casos se trata de copias romanas en mármol de originales griegos ejecutados en bronce. Esto es importante, pues la idea que el hombre moderno se ha formado de la estatuaria griega está seguramente distorsionada, pues era costumbre de los helenos decorar con brillantes colores las imágenes de sus dioses y héroes. El ideal de belleza clásica, que en gran medida se identifica con el mármol blanco y puro, es en gran parte una reconstrucción moderna muy alejada de la realidad.

Estamos en 1972 cuando se produce un sensacional descubrimiento. En las aguas cercanas a Messina y de manera casual, un buceador aficionado pudo ver lo que parecía el cuerpo de una persona. Muy asustado, llamó a sus compañeros, que pudieron constatar que lo que realmente había visto su amigo era parte de una estatua enterrada en el fondo del mar. Las autoridades sicilianas se hicieron cargo del caso, y consiguieron sacar al exterior no una, sino dos espectaculares guerreros de bronce de tamaño mayor que el natural, que habían sido arrojadas a las profundidades del mar desde un barco en circunstancias desconocidas.

Colosos de Riace

Las figuras mostraban una fascinante energía y expresividad, tanto en sus rostros como en sus cuerpos, diseñados en posturas dinámicas, con los brazos separados del tronco, como a punto de emprender la acción. Incluso se podían percibir sus intensas miradas, gracias a los ojos incrustados todavía en sus cuencas. Aunque no se puede en realidad saber quién son los personajes representados (hay muchas teorías al respecto), ni siquiera si son personajes reales o divinidades, es probable que las figuras estuvieran destinadas a adornar el Santuario de Delfos. Aunque ambas figuras están desnudas, se sabe con certeza que estaban armadas con lanzas y escudos, como indican diversos indicios hallados en ambas estatuas.

El bronce A parece algo más antiguo (460 a.C), cercano al estilo más arcaico. Porta una cinta en la cabeza, que ciñe su frondosa cabellera. El rostro es de una expresividad magistral, en parte gracias a los ojos de marfil incrustados y el exquisito detalle con el que el artista ha representado en plata la dentadura del personaje. La minuciosidad exhibida en la representación de los cabellos es maravillosa. La relativa pequeñez de la cabeza sugiere la posibilidad de que estuviera originalmente cubierta por algún tipo de casco, probablemente corintio.

626 5 guerrero riace 3 -430 Tete du guerrier B de Riace, Bronze,

El bronce B tiene una actitud más reposada. Sólo conserva uno de sus ojos y está tocado con un casco de guerra. Parece ser algo posterior a su compañero (430 a.C.) y algunos de sus expertos se han atrevido a atribuir su autoría al famoso escultor Fidias o a otro artista de su círculo.

bronzo2 fidias05_400

La importancia de las figuras es enorme, pues junto al Auriga de Delfos y el Poseidón del Museo Nacional de Atenas, son los ejemplos mejor conservados de la estatuaria monumental griega en bronce.

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